lunes, 27 de junio de 2011

él*

Quiero que me duela, que me duela tanto que no pueda ni respirar. No siento nada. Me ha dolido tanto que estoy anestesiada. Quiero sentir, sentir esa punzada en el corazón, esa presión en los pulmones que me haga sentir incómoda, que me agobie. Quiero sentir que estás aquí, que aunque no estés, te sienta ahí. Quiero saber que aún estás, que aún queda algo, aunque sea una diminuta esperanza de que puede ser, de que podemos ser. Algo que no me deje rendirme, que me haga seguir adelante hasta conseguir que estés tumbado conmigo, y entonces sienta tus fríos pies buscando calor en los míos. Quiero que me duela hasta sentirte.

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